Teoría de género: ¿La única respuesta debe ser una respuesta secular?
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Teoría de género: ¿La única respuesta debe ser una respuesta secular?

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La Arquidiócesis de Milwaukee publicó recientemente el documento "Catequesis y normas sobre la teoría de género". Este documento proporciona orientación para aplicar las enseñanzas morales de la Iglesia en relación a los desafíos presentados por la "Teoría de género". Es una norma operacional que ayuda a las parroquias, escuelas e instituciones católicas a limitar la influencia y la omnipresencia de la "teoría de género". Este documento no plantea la forma en que servimos a las personas con disforia de género; ni tampoco presenta una guía ministerial para las parroquias y las escuelas.

La implementación de esta norma no minimiza nuestra responsabilidad de ayudar a los padres de niños y adolescentes en sus esfuerzos para comprender la disforia de género; de escuchar las dificultades que tienen algunos ministros y servidores para proporcionarles una guía espiritual adecuada y para ayudarlos a experimentar la cercanía, la misericordia y la ternura de Dios Padre.

En 2016, el Papa Francisco describió algunos de "los problemas que enfrentan las familias en la crianza de los hijos" (Amoris Laetitia, 50). Entre los problemas que el Santo Padre identificó se encuentra la tendencia creciente a creer en la "teoría de género" o "ideología de género", la cual se está promoviendo como una teoría verídica por algunos grupos en nuestra sociedad.  

La "teoría de género" es contraria a nuestra fe católica y a la comprensión cristiana de la persona humana. De hecho, creemos que "al crear al ser humano hombre y mujer, Dios confiere la dignidad personal de manera idéntica a uno y a otra. A cada uno, hombre y mujer, corresponde reconocer y aceptar su identidad sexual" (CIC, 2393).

El Papa Francisco escribió: "Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender, que niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia".

Agregó: "Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo" (Amoris Laetitia, 56).

La "teoría de género" promueve una comprensión del género como una realidad no binaria o fluida que podría separarse del sexo biológico. A este respecto, el Santo Padre escribió: "No hay que ignorar que el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir, pero no separar" (Amoris Laetitia, 56).

Para el defensor de la "teoría de género", el género es un concepto social; algo que es asignado por otros. Por lo tanto, el "teórico del género" aboga por una elección "libre" de su propio género separado de la biología.

Por el contrario, el Papa Francisco nos enseña: "No caigamos en el pecado de pretender sustituir al Creador. Somos creaturas, no somos omnipotentes. Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada" (Amoris Laetitia, 56).

En esta misma línea de pensamiento, el Papa Francisco señala en otro documento que "La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común" (Laudato Si, 155).

En nuestros días, la "teoría de género" se encuentra en escenarios muy concretos de nuestra vida cotidiana: en las escuelas públicas, en los medios de comunicación, en el trabajo y en nuestra legislatura. A medida que enfrentamos nuestra misión de servir adecuadamente a las personas transgénero, nos preguntamos: ¿Es la "teoría de género" la única visión o respuesta? ¿Estamos obligados, como católicos, a aceptar esta visión secular de la "teoría de género"?

O, como católicos, ¿puede la Iglesia establecer su propia visión para servir a las personas transgénero siendo fieles al Evangelio de Jesucristo?

En una entrevista reciente, se le preguntó al Papa Francisco cuál es la respuesta adecuada a los católicos LGBTQ.  Él declaró: "Dios es Padre y no reniega de ninguno de sus hijos…y el estilo de Dios es cercanía, misericordia y ternura. Por este camino encontrarás a Dios".

El Santo Padre escribió: "La Iglesia es madre y convoca a todos sus hijos…. Tomemos, por ejemplo, la parábola de los invitados a la fiesta: ‘los justos, los pecadores, los ricos y los pobres, etc.’ (Mateo 22,1-15; Lucas 14,15-24). Una Iglesia 'selectiva', una de 'sangre pura', no es la Santa Madre Iglesia, sino más bien es una secta" (NCR, 9 de mayo de 2022).

La Arquidiócesis de Milwaukee se ha embarcado en una vasta consulta para producir pautas pastorales sobre el servicio a las personas transgénero basadas en nuestra fe católica y los valores del Evangelio, en lugar del precepto de una cultura secular.

Lo cierto es que creemos que la sexualidad humana involucra a toda la persona (social, emocional, espiritual y biológica) y que la creencia no debe ser un impedimento, sino más bien un medio para servir a las personas transgénero.

La Iglesia siempre defiende la dignidad de todas las personas y enseña que estas deben ser tratadas con respeto, amor y compasión.

Declaraciones de apoyo

Carolyn A. Laabs, Ph.D., M.A., A.P.R.N., enfermera de familia

El documento de la Arquidiócesis de Milwaukee, "Catequesis y normas sobre la teoría de género" está totalmente alineado con principios de ética médica establecidos desde hace mucho tiempo, y bien fundamentados en la medicina, y la práctica médica caritativa. En todas las interacciones profesionales, la honestidad es un principio fundamental de la ética médica, además de una expectativa básica de todos los miembros de la sociedad. La verdad respecto a quiénes somos como personas humanas, es decir, que cada uno de nosotros somos una unión única de cuerpo y alma, creado hombre o mujer y amado por Dios; la verdad del hecho científico de que nuestro sexo biológico es inmutable e inseparable del género, entendido correctamente; y la verdad de que, en la práctica, el respeto por el don de la creación exige el respeto por el don de nuestros cuerpos, incluido nuestro sexo biológico; todas estas son verdades que pueden liberarnos, como Cristo nos promete, si tan solo las aceptamos.

Precisamente, lo que el documento arquidiocesano de Milwaukee intenta hacer, es ayudarnos a aceptar estas verdades. Este es especialmente útil para los profesionales de la salud que tratan a personas que sufren de disforia de género, quienes, en su vulnerabilidad, buscan cuidado, curación y veracidad.  Los pacientes depositan su confianza en nosotros y en un espíritu de caridad es que hablamos con la verdad. Por lo tanto, respetuosamente nos negamos a la prescripción de medicamentos potentes y la práctica de cirugías mutiladoras no destinadas a sus cuerpos y no fomentamos modificaciones sociales o de comportamiento inconsistentes con el sexo biológico. En cambio, dirigimos a los pacientes a buscar ayuda en sacerdotes y consejeros que pueden cuidarlos de una manera que promueva el verdadero bienestar de la persona humana como hijos de Dios. Porque "defender la verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son formas exigentes e insustituibles de caridad" (Caritas in Veritate, 1). Al hacerlo, la verdad no solo puede liberar a nuestros pacientes, sino que también puede liberarnos a nosotros mismos (Juan 8:32).

P. Jacob A. Strand, S.T.D., párroco, miembro del comité ad hoc                                   

La poderosa influencia del movimiento transgénero preocupa profundamente a mis feligreses, que están afligidos de que sus hijos y nietos sean adoctrinados por falsedades sobre la persona humana. Ellos saben que hay mucho en juego: rendirse o ser etiquetados como intolerantes y ser “cancelados” de la sociedad. Los feligreses escuchan cosas tales como las cirugías de reasignación de género y los bloqueadores de la pubertad. Saben que estas cosas no son correctas, pero se les dificulta articular una buena respuesta. En su búsqueda de orientación, solo escuchan una confusa cacofonía de voces contradictorias. Lo que desean es una articulación clara y amorosa de la verdad. Y ahora la pueden encontrar en el documento arquidiocesano “Catequesis y normas sobre la teoría de género”. Este documento es la respuesta a muchas oraciones, ya que dice la verdad sobre la persona humana basándose en el amor. Asimismo, ha ayudado a renovar la confianza en la Iglesia como "pilar y base de la verdad" (1 Tm 3,15). Cuando sentimos que el mundo está perdido, esta herramienta de enseñanza ha recordado a los católicos que pueden acudir a la Iglesia en busca de dirección. Y la Iglesia los guiará a la plenitud de la verdad, Jesucristo, que es "el mismo ayer, hoy y siempre" (Heb 13,8).

Richard J. Fehring, Ph.D., RN, F.A.A.N., profesor emérito, Marquette University

Apoyo plenamente la nueva postura y las pautas de la Arquidiócesis de Milwaukee respecto al género y la transición de género para las instituciones católicas educativas y de la salud. Pedir a los estudiantes y a sus padres que hagan que sus hijos se vistan, actúen y usen nombres de acuerdo con su sexo biológico tiene sentido común y proporciona orden para los entornos escolares. Estas normas protegen a todos los estudiantes, profesores y familias en las instituciones católicas de la arquidiócesis, incluyendo a los estudiantes que sienten que son una persona opuesta a su sexo biológico. Un niño biológico no puede convertirse en una niña (o una niña convertirse en un niño) simplemente por sentirse así, y tomar poderosas hormonas destructivas del cuerpo o mediante una cirugía destructiva del cuerpo. Afirmar la transición de un niño sería afirmar una mentira del cuerpo, sería como si un profesional de la salud, maestro o clérigo afirmara que una persona con anorexia es demasiado gorda. La disforia de género es un trastorno de salud mental, pero afirmar un trastorno no es ser compasivo, sino todo lo contrario.

Las recientes políticas del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (HHS en inglés) que exigen la aprobación de las transiciones de género para los niños y el uso de costosos tratamientos hormonales y quirúrgicos están promoviendo la experimentación sin consentimiento en nuestros jóvenes. Los protocolos que aprueban la transición y el uso de tratamientos hormonales y quirúrgicos no se basan en la evidencia y no se pueden considerar validos solo porque así lo decreta HHS. Un sistema estándar para determinar si los tratamientos médicos y quirúrgicos tienen evidencia adecuada es a través de revisiones sistemáticas de los mejores trabajos de investigación. Las revisiones al más alto nivel utilizan el sistema de revisión Cochrane. La última revisión Cochrane sobre si los tratamientos hormonales son efectivos para ayudar a las mujeres transgénero (es decir, los hombres que intentan convertirse en mujeres) concluyó que "nuestra revisión no encontró ensayos controlados aleatorios (ECA) que analizaran si las terapias hormonales son efectivas y seguras cuando se usan para ayudar a las mujeres transgénero a la transición. Por lo tanto, se necesitan ECA de alta calidad para investigar estas preguntas".  Y “no encontramos evidencia suficiente para determinar la eficacia o la seguridad de los métodos de tratamiento hormonal para las mujeres transgénero en transición”. Los ensayos controlados aleatorios (ECA) son el nivel más alto de evidencia para determinar la efectividad y especialmente cuando se tienen múltiples ECA en diferentes poblaciones. Este estudio también concluyó que "estos tratamientos se están utilizando en nuestros niños sin evidencia científica o seguridad adecuadas".

Una revisión reciente publicada en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism señaló la falta de evidencia de alto nivel para el uso de hormonas o la cirugía para el tratamiento de la disforia de género. La revisión también hizo referencia a un estudio en The American Journal of Psychiatry en el que los autores tuvieron que volver a analizar sus datos y señalar que su conclusión de que la cirugía de afirmación de género era útil para la salud mental era demasiado fuerte y estaba basada en una investigación científica débil. A diferencia de las políticas transgénero del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, la Autoridad de la Salud de Finlandia analizó la evidencia de la investigación y rechazó las pautas que recomiendan los bloqueadores hormonales o la cirugía, pero enfatizó en que la terapia psicológica y la psiquiatría se consideraran como la primera opción de tratamiento.  

Otro problema es que las hormonas de "transgenerización" (especialmente las que bloquean la pubertad) producirán problemas de salud de por vida en nuestros jóvenes, tales como osteoporosis, coágulos de sangre, accidentes cerebrovasculares, problemas emocionales, entre otros y, por supuesto, la "cirugía superior e inferior" destruye la integridad del cuerpo. Los jóvenes que buscan ser del otro sexo a menudo tienen problemas de salud mental subyacentes, sufren de depresión, viven en familias disfuncionales, son propensos al suicidio y están pidiendo ayuda. Contrariamente a los recientes estudios de cohortes pequeños y de forma sesgada, la mayoría de los jóvenes que buscan la transición vuelven a su sexo biológico. Y según el American College of Pediatrics, "no hay un solo estudio a largo plazo que demuestre la seguridad o eficacia de los bloqueadores de la pubertad, las hormonas de sexo cruzado y las cirugías para los jóvenes creyentes en la teoría de transgénero. Asimismo, la mejor evidencia a largo plazo que tenemos entre los adultos muestra que la intervención médica no logra reducir el suicidio". Las normas arquidiocesanas para los jóvenes en nuestras instituciones católicas siguen el mandato de no hacer daño a nadie y exhortan a buscar asesoramiento y ayuda psiquiátrica para los padres y los jóvenes que quieren la “transgenerización” de sus cuerpos. Estas normas son para ayudar a nuestros jóvenes a afirmar y mantener su cuerpo, mente y salud espiritual y no para afirmar una mentira del cuerpo.

Published:2022-05-20
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